Paco Plaza, conocido por lanzar la conocida franquicia de REC, regresa a la pantalla grande con una película que tocará fibras sensibles sobre el cuidado de mayores, trauma generacional (tan popular en Disney durante 2021) y también las brechas generacionales llevadas a extremos, quizá incluso inverosímiles.
Vivimos en un auge de cine de terror, con nuevas voces presentando giros interesantísimos, y de verdad cada uno de estos intentos es de agradecerse en un género, que a título personal, duro muchísimo tiempo estancado.
La Abuela va de más a menos, iniciando con una promesa de sustos y un misterio que se vende con una gran mitología. De verdad, el setup es casi inmaculado, delimitando bien sus personajes y presentando una historia con un potencial supremo (ojalá hubiera llegado a lo que pudo ser). Luego, es una película que simplemente se derrumba en su ejecución. Paso a paso, decisión a decisión, la película da sus giros y argumentos en lo siguiente: lo sencillo, lo fácil y lo que se aleja de la novedad. Claro, maneja bien sus temáticas de temor a la vejez y el rechazo al paso del tiempo (tanto, que un reloj forma parte elemental de la identidad visual, porque…¿por qué no?), pero nunca quedan en algo tangible y concreto. Ni siquiera sus actuaciones, batallando y cargando contra su tres o cuatro locaciones, su gran diseño de producción, la salvan de una historia que ladrillo a ladrillo se va desmoronando.
Pues a pesar de su intención de mostrar algo nuevo, La Abuela se mece en convenciones, en lo visto, y esto es lo que más decepciona: el paso de la propuesta a la comodad.
La frase: *Muele brócoli*
La calificación: 5.5/10